jueves, 14 de enero de 2010

Alud en Ayacucho

La lluvia inició aproximadamente a las cinco de la tarde, a medida que avanzaba la hora también incrementaba la lluvia, siguió lloviendo y luego se unió la granizada. Una llamada me alertó que había ocurrido una tragedia en las inmediaciones de los jirones 28 de julio y San Martín, a una cuadra de la plaza de armas. Un alud muy grande, 3 metros aproximadamente de alto, bajó por el jirón San Martín, arrasando con gente, autos, combis, custers, motos, camionetas y postes de alumbrado, mucha gente quedó herida y escapó del lugar como pudo, mientras algunas personas, en número desconocido para ese momento se encontraban heridas atrapadas entre los fierros retorcidos de los carros ahogándose por el río de agua y lodo que seguía descendiendo. Y también por falta de auxilio rápido. Uno de los fallecidos fue arrastrado hasta la Totorilla, a dos kilómetros aproximadamente del lugar.

Al mediar las 7 pm, media hora después del grave suceso, en el lugar de la tragedia, increíblemente no había un rescate organizado, solo dos policías (uno de cada género), algunos pobladores y algunos serenos de la municipalidad intentaban vanamente de liberar a las víctimas, en ese momento no había siquiera un pico o una pala, con las manos se abrió un cause para que el agua discurriera y no ahogara a una joven cuyas piernas estaban aplastadas por una camioneta. Lo que sí había eran muchas cámaras fotográficas y filmadoras, también mucha gente que fungían de notarios o veedores.

A medida que transcurrió el tiempo, fue un grupo de pobladores jóvenes el que se involucró en los rescates, su participación fue muy importante, logrando remover mas del 50 % de los aproximadamente 16 carros colisionados, todo esto se dio contraviniendo a otros policías, que ya habían llegado y que en su mayoría se quedaban también de observadores, o incluso trataban de impedir el rescate aduciendo que sería peor mover los carros y ordenaban vanamente que nadie hiciera algo, increíble pero cierto. Tuve ocasión de discutir fuertemente con uno de ellos.

Ya transcurridas dos horas aproximadamente, llegaron los bomberos, que habían estado en rescate y auxilio del sector Pueblo Libre, también muy afectado por el mismo alud, y una hora posterior adicional llegó la maquinaria de las empresas del consorcio que explota y transporta el gas de Camisea.
Este alud dejó en evidencia que en Ayacucho, no existe un sistema especializado de rescate ante siniestros, peor aún no existe un sistema simple, pero organizado, de rescate o afrontamiento de crisis provocadas por siniestros, o si existen, entonces no funcionan en el acto.

Pisco nos enseñó que las primeras horas posteriores al desastre son vitales, pues cuando llegaron los rescatistas provenientes de Lima al día siguiente del terremoto, ya era tarde, ¿por qué no partieron de inmediato al lugar de la tragedia?, entre las 7 de la noche, hora aproximada del sismo y las 8 a 9 de la mañana del día siguiente, hora que llegó el rescate estatal hubieron mas de 12 horas. Un avión boliviano con ayuda llegó antes que los aviones de Lima. La gente culpó la desorganización a la falta de telefonía celular, yo no les creo, yo creo que en ese entonces en el país tampoco existía un sistema de respuesta ante desastres, tal cual, se repitió en Ayacucho el 17 de diciembre con el alud, donde, calculo que mas de la mitad de las víctimas mortales perecieron por falta de socorro efectivo inmediato.

Otra evidencia mostrada aquel jueves, es la estoica apatía de mucha gente presente, que simplemente se limitó a observar esfuerzos ajenos de ayuda. Esta evidencia es penosa, muy penosa.

Termino este comentario emitiendo mi solidaridad y oración por las víctimas del terremoto en Puerto Príncipe antes de ayer, 12 de enero y el tsunami en Indonesia en diciembre del 2004, que también se llevó la vida de mas de 100 mil personas. Que Dios los bendigue y guarde.